LiederNet logo

CONTENTS

×
  • Home | Introduction
  • Composers (20,102)
  • Text Authors (19,442)
  • Go to a Random Text
  • What’s New
  • A Small Tour
  • FAQ & Links
  • Donors
  • DONATE

UTILITIES

  • Search Everything
  • Search by Surname
  • Search by Title or First Line
  • Search by Year
  • Search by Collection

CREDITS

  • Emily Ezust
  • Contributors (1,114)
  • Contact Information
  • Bibliography

  • Copyright Statement
  • Privacy Policy

Follow us on Facebook

by Íñigo López de Mendoza y de la Vega, Marquis of Santillana (1398 - 1458)

Fijo mío, ya espirastes
Language: Catalan (Català) 
Fijo mío, ya espirastes,		
¡ay, que no puedo valeros!		
Yo, mi bien, me muero en veros;		
¡quán diferente quedastes,		
que no puedo conosceros!		
Vuestras penas fenescieron		
y las mías començaron:		
pues mis ojos que las vieron		
lloren bien, pues que perdieron		
quantos bienes desearon.		

Pues la cabsa es conoscida		
de mi nuevo sentimiento,		
a lo bivo del tormento		
mi triste boz te combida,		
¡o mundo lleno de viento!:		
las lágrimas justas son		
para tí en dolor tan cierto,		
pues que le diste ocasión		
desta muerte de pasión		
con que está en mis ojos muerto.		

Conmigo lloren las gentes		
y los montes agua suden;		
los rayos del sol se muden		
y sangre manen las fuentes		
por las ansias que me acuden;		
perded, cielos, el color,		
y peñas, hazéos pedaços;		
¡o mar, brama con temor		
por mi vida y tu señor,		
como está muerto en mis brazos!		

Los ángeles excelentes		
se sientan de mi ventura,		
inclinen su fermosura		
a mis lágrimas presentes		
desleídas en tristura;		
la luna se torne escura,		
de clipse mortal se enforre;		
los prados no den verdura,		
y por mi pena tan dura		
se seque el Jordán que corre.		

A las águilas combido,		
que se precian de alto buelo,		
que pongan dolor al cielo		
y griten fuera del nido		
mis lástimas con su zelo;		
los peces no tomen cebo		
ni las aguas lo consientan,		
pues no lloro quanto debo;		
mi gran dolor y nuevo		
las cosas todas lo sientan.		

Todos los quatro elementos		
de tristes fagan mudança;		
arda el fuego sin templança;		
de dolor bramen los vientos		
en muy áspera tardança;		
la tierra y sus fundamientos		
tiemblen por los daños míos;		
ábranse los movimientos		
y queden secos y esentos		
de agua todos los ríos.		

Agora me buelvo a tí,		
fijo de color mortal,		
con pena muy desigual,		
muerto y matado de mí,		
vencida de ageno mal;		
la gracia de que muy llena		
el arcángel me dexara,		
mudada la sufro en pena		
en mirar tu vista buena		
sin la lunbre de tu cara.		

¿Quién te me paró tan muda?		
Tu Padre, ¿por qué no ayuda		
esta muerta carne umana		
en cruz tan áspera y cruda?		
Del cherubín disciplina,		
¿do las gracias de tu lengua?		
¡O dulcísima dotrina!		
¿Quién te puso tan aína		
silencio de tanta mengua?		


Prosigue el abtor
Si los abismos escuchas		
y el cerco del sol enciendes,		
¡o fijo!, ¿por qué no entiendes		
mis bozes grandes y muchas		
del dolor en que me prendes?		
Vena de todo mi bien,		
mi plazer en tí lo ascondes;		
¡o rey de Jerusalém!		
¿a quién llamaré yo, a quién,		
si a tu madre no respondes?		

Fijo mío muy precioso,		
más fermoso que la vida,		
un punto non se me olvida:		
¡quán lindo y quán glorioso		
te parí de luz vestida!		
Agora cochillo eres		
que me das penas estrañas;		
llorad comigo, mugeres,		
la muerte de mis plazeres		
y el morir de mis entrañas.		

¡O cara y suavidad,		
gloria que faze sedientos		
y más vista y más fanbrientos		
quedan de tu claridad		
los cielos muy contentos!		
¿Quién te paró tan escura?		
¿Quién te dio el color que tienes?		
¿Quién te robó la figura?		
¿Dónde está tu fermosura,		
dador de todos los bienes?		

Muy diferente de sí		
está tu bendita cara,		
amarilla y no tan clara		
como quando te parí		
y en mis braços te criara,		
ansí que, mi Dios, en verte		
pobre, muerto y solitario,		
vida me daría la muerte,		
porque en todo me concierte		
con la tuya de calvario.		

Yo, la madre sin plazer,		
señora de nuevas penas,		
veo sin sangre tus venas,		
muertas por satisfazer		
diversas culpas ajenas;		
veo tus ojos sin luz,		
muerte de quien los conosce;		
todo el siglo se alborosce		
de verte al pie de la cruz		
do el mundo te desconosce.		

Veo tus llagas abiertas,		
mas no de dolor vazías,		
la boca con las enzías		
en sangre biva rebueltas,		
que es tasa para mis días,		
y el coraçón, tesorero		
de gloria y sabidoría,		
es un sangriento minero,		
diferente y lastimero		
de la triste vida mía.		

Veo tus ojos quebrados		
y tus cabellos sangrientos;		
tus braços, de los tormentos		
por fuerça descoyuntados,		
me llagan los pensamientos;		
llora tanbién su corona,		
coraçón triste, y no faltes,		
que lo fiere y apasiona		
sin ser dina su persona		
de tan crueles esmaltes.		

Llorad tanbién sus añillos,		
que son clavos por los nervios,		
los quales golpes soberbios		
me duelen por mil cochillos		
entre los tristes misterios;		
llora tanbién su ferida,		
sus ansias y grito ronco,		
y la sed luego acorrida		
con una fiel desleída		
al pie del nudoso tronco.		

¡O manos muy poderosas,
enclavadas y tan yertas,		
qué dolor es veros muertas		
sin regir todas las cosas,		
soberanas y muy ciertas!		
¡Dulces pies que sois firmeza,		
centro de los cielos todos,		
doble me sois de tristeza,		
enclavados con crueleza		
con muy desiguales modos!		

¡O fermosura sin medio,		
o pena de quien te mira!		
¡Ay de tu madre que espira		
y no tiene otro remedio		
mas de quanto te sospira!		
Reinos, islas y naciones,		
llorad mi larga congoxa,		
que el dolor de sus pregones,		
que el morir con los ladrones		
a mí nunca se me afloxa.		

Venid, reyes, a mis braços,		
y mirad mi mal crescido,		
donde se pierde el sentido,		
donde se faze pedaços		
mi coraçón dolorido;		
venid a ver el Señor		
y el precio de los humanos;		
venid a ver mi dolor,		
y a él, como a redentor,		
venid a besar las manos.		

Venid a ver la riqueza		
y estremo de amores bivos,		
que os libró de ser cabtivos,		
muertos en penas de aspereza		
por fariseos altivos;		
corred, grandes, esta vía,		
¡o, vuestro sueño despierte!		
¡O, nueva sabidoría,		
que muerto sanó este día		
la noche de vuestra muerte!		


Prosigue el abtor
Venid, siglos, sin baraja,		
al rey de vuestro concierto,		
y pues ya me lo abéis muerto,		
servidlo de una mortaja,		
que yo no la tengo cierto;		
¡o fuente de maravillas,		
que viste de luz Apolo		
y desnudo en mis rodillas,		
desgoznadas sus costillas,		
yo no alcanço un paño solo!		

Venid, vírgines de Sión,		
a llorar por vuestro esposo,		
tan muerto y tan espantoso		
que se os quiebre el coraçón,		
lastimadas y sin reposo;		
el dote y arras que alcança		
para vos en este estado		
son feridas sin tenplança,		
espinas, clavos y lança,		
consagrada en su costado.		

En esta cruz os espero		
con mi San Juan y sobrino,		
llorando el bervo divino,		
dulce y manso cordero,		
vuestro gozo el más contino;		
venid, señora[s], de grado,		
y ved el mal que poseo;		
venid llorando y priado,		
porque después de enterrado		
no os entierre su deseo.		

¡O Israel, tan servido		
de mi fijo en ricos dotes!:		
yo te suplico que notes		
quál lo as muerto y ferido		
con rochas bivas de açotes;		
vénçate su disfavor,		
vénçate mi sentimiento,		
non me pongas más pavor,		
no renueves mi dolor,		
no estorbes su enterramiento.

About the headline (FAQ)

Text Authorship:

  • by Íñigo López de Mendoza y de la Vega, Marquis of Santillana (1398 - 1458), "Lamentación a la quinta angustia, quando Nuestra Señora tenía a Nuestro Señor en los braços" [author's text not yet checked against a primary source]

Musical settings (art songs, Lieder, mélodies, (etc.), choral pieces, and other vocal works set to this text), listed by composer (not necessarily exhaustive):

  • by Xavier Montsalvatge (1912 - 2002), "Lamentació", 1969, copyright © 1972, first performed 1969 [ soprano, 3 flutes, harp, piano, celesta, percussions and double bass ], Hamburg : Peermusic Classical [sung text not yet checked]

Researcher for this page: Joost van der Linden [Guest Editor]

This text was added to the website: 2024-08-24
Line count: 241
Word count: 1137

Gentle Reminder

This website began in 1995 as a personal project by Emily Ezust, who has been working on it full-time without a salary since 2008. Our research has never had any government or institutional funding, so if you found the information here useful, please consider making a donation. Your help is greatly appreciated!
–Emily Ezust, Founder

Donate

We use cookies for internal analytics and to earn much-needed advertising revenue. (Did you know you can help support us by turning off ad-blockers?) To learn more, see our Privacy Policy. To learn how to opt out of cookies, please visit this site.

I acknowledge the use of cookies

Contact
Copyright
Privacy

Copyright © 2025 The LiederNet Archive

Site redesign by Shawn Thuris