El pulso de un irlandés siempre late más rápido 
cuando la historia es de guerras o el tema es el amor; 
ponle donde las balas silben incesantes 
y le encontrarás desdeñando toda cobardía. 
Y aunque una bala mutilara al pobre Darby, 
con alegría en el corazón diría, resuelto: 
“Cruel es la fortuna, pero Norah, mi tesoro, 
es amable y, con su sonrisa que todo lo cura, 
hará desaparecer todos los pesares de nuestro hogar. 
¡Y cómo danzaremos, al grifo le daremos, 
en el día de San Patricio, por la mañana! 
 
¡Bendita sea la tierra en las amplias aguas del oeste, 
dulce Erín, amada Erín, orgullo de mi canción; 
que tus hijos sigan siendo bravos y tus hijas bellas, 
tus prados y montañas fértiles y hermosos! 
Si el sol del este te alcanza tarde, 
si la luz de la sabiduría es lenta, 
noche, desamparo y desasosiegos se desvanecerán 
para siempre, como nieblas que ascienden del torrente, 
pues los nobles corazones irlandeses brillarán con 
ardiente lealtad y toda la nación rezumará orgullo 
en el día de San Patricio, por la mañana.